viernes, 4 de noviembre de 2011


RETRATO DESNUDO

- ¿Qué haces ahí sentado en vez de aprovechar el tiempo y dormir conmigo?
- ¡No he malgastado para nada el tiempo! Estaba mirándote.
- Pero yo te dije anoche que quería que me abrazaras mientras dormía. ¿Hace cuánto que estás despierto?
- Como desde las tres de la mañana me senté acá en el sofá.
- Casi nunca puedes venir y ahora que mis papás lo permitieron luego de la discusión que tuvimos hace un mes cuando cumplí mis dieciocho años, simplemente no duermes conmigo. No deberías amanecer acá entonces.
- Está bien. Si así quieres, me iré. Empaco mis cosas y me voy.
- Mira, se te cayó este cuaderno… ¡Yo estoy ahí! Salgo en todas las hojas. ¿Cuánto tiempo llevas dibujándome mientras duermo? En ningún retrato estoy despierto.
- ¡No te rías más de mis dibujos! Tenía pena de mostrártelos. Mejor me voy ya.
- ¡No! Espera.
- ¿Qué quieres? Tú fuiste quien dijo que me fuera ya. Además me echas en cara que tengo dos años más que tú y aún no les he dicho nada de lo nuestro a mis padres.
- Lo siento. Aunque eso no es lo que quería expresar. Es que esta relación es muy complicada.
- ¿Complicada por qué?
- Porque casi nadie lo aprueba.
- Ya tus padres no tienen ningún problema. Y hasta creo que me aprecian.
- Pero aún los tuyos ni siquiera lo saben.
- Hoy mismo les digo. Igual ya estoy decidido a estar contigo toda mi vida y por otro lado no necesito aprobación de nadie para eso. Sin embargo no creo que pueda estar hoy, porque tú mismo me acabas de decir que me fuera.
- Eso no fue lo que dije. Me refería a que deberías dormir conmigo o por lo menos abrazarme en la noche, ya que podemos estar juntos.
- Pero así lo hice, sólo que me desperté y te dibujé, como en muchas otras ocasiones.
- Eso veo. Pero ¿por qué no me dibujas ahora que no duermo?
- ¡No te quites la camiseta! Me pones nervioso. Sé que estudio dibujo, pero no he pintado un desnudo aún.
- ¿Quién dijo que era un desnudo? Sólo me quité la camiseta. Ya quisieras tú…  Me gusta cuando te sonrojas así.
- De acuerdo. Pásame mi cuaderno.
- Acá tienes.
- Me gusta.
- ¿Mi pecho?
- No… Digo sí… Pues, yo hablo de dibujar. Me gusta dibujar.
- ¿Y yo te gusto?
- Tú me encantas. Pero no te muevas tanto que no podré ver bien los detalles de tu pecho desnudo.
- ¿Y si le decimos a mis padres que nos acompañen a hablar hoy con los tuyos?
- Diez minutos en silencio. Eso fue una proeza viniendo de tu parte.
- ¡No seas irónico! Pero dime, ¿te gusta mi idea?
- Me parece bien. Así cuando me echen de mi casa ellos podrán decidir adoptarme, ¿no crees?
- No puede ser, porque seríamos hermanos y no podríamos…
- Me refiero a que vendría a vivir contigo. Tú siempre pensando en eso. Me encanta… Y ahora eres tu quien se sonroja. Mira, ya está listo tu retrato semidesnudo. ¿Te gusta?
- ¡Dibujas excelente, quedó hermoso!
- Fue fácil. Es que tú eres hermoso.
- Gracias. Ahora a organizarnos para ir a contarle a tus papás.
- ¡Qué susto! Pero algún día tendría que ser. Vamos.


      autor:
     Johan Flórez Hurtado
M   Medellín

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