viernes, 4 de noviembre de 2011

Carta para recordar:


Carta para recordar:

Amor mío, ayer que conversamos sobre nuestro próximo encuentro, mi ansiedad copó mi mente y mi espíritu; como sé que disfrutas leyendo lo que sucede entre nosotros, te he escrito unas pocas letras para que dentro de algunos años podamos recordar cómo era nuestro amor.

Desde  el despertar del alba y abrir mis ojos a la luz, siento la felicidad de que hoy será el día que te volveré a ver, y estaremos departiendo esos momentos que alegran el corazón,  y le dan vida a la vida.

Todo en mi, gira alrededor de llegarte al corazón, y que encuentres en su sitio cada detalle, cada cosa por muy sutil o pequeña que sea, y que el entorno en que viviremos este nuevo encuentro, sea de tu agrado.
La mañana le da paso al medio día, y yo me imagino que ya llegas, y leo, escribo, pienso, y repaso lo que he alistado.
Una copa de vino tinto de entrada, un vaso de agua cristal o un confite, lo que sea, tu lo decidirás; pero no llegas, oigo unos pasos y mi corazón se acelera, pero oigo después que los mismos se alejan y mi ansiedad sigue a la espera.
El reloj no se detiene, y justifico la espera, si no ha llegado tal vez  no llegará; pero mi mente no se engaña y me pide más paciencia,  ella te quiere, me repite, ella te adora, insiste en atormentarme. La tarde entra afanosa y el reloj marca las tres, tomo mi libro y aparto un poco los pensamientos sobre este amor que se apoderó de mi y de todo mi ser.
No solo yo te espero, el teléfono enmudecido es fiel testigo, reviso a cada instante el celular, y me pregunto por qué no timbra.
¿Qué será de mi amada?,  por que tarda si el encuentro lo habíamos convenido para tempranas horas, y ya el ocaso de la tarde se veía venir, mi poder telepático no llega hasta su mente, mis pensamientos un poco confusos tienden a desanimarme, pero eso que llevo dentro que se llama amor surge como un llama y los hace enmudecer.
Todo se dará, cuando la pasión y la ansiedad se mezclan hacen que la energía atraiga al ser amado.
Entonces me tranquilizo, y se tranquiliza mi espíritu, y cuando siento nuevamente en el pasillo otros pasos y me enfrento a la realidad, y veo que un rostro embellecido me sonríe, y me ofrece sus labios  y nos damos muchos besos y  sus brazos me  abrazan; pienso que valió la pena mi espera; mis sentidos se unen y enaltecen llenos de felicidad.
Vuelve el espíritu a enarbolar las energías suficientes para hacer que el amor se concrete, y la vida siga el derrotero de seguir amando, de querer y ser querido, de amar y ser amado. 
Amor mío, guarda como recuerdo esta esquela que ha sido escrita con palabras del corazón. 
Me quiero despedir con un beso y manifestarte que no solo te quiero, también te adoro. 

HEJARAN


 Municipio de Timbío-Cauca.


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