viernes, 4 de noviembre de 2011

UNA HOJA DE CABELLOS BLANCOS


UNA HOJA DE CABELLOS BLANCOS

_ Existe una mujer con ojos de diosa, amanecer en su sonrisa  lirios en su cabello y  piel de brisa;  entrañas  de su vientre me brinda, es  leal y una  fiel compañera; su voz  es una dulce melodía,  pero su amor me ahoga  como un capullo    de piedras preciosas y me convierte  en un lago rojo y seco. Soy vulgar, simple y común como la hierba  y  aun así te escribo horas con violines para  alegrar tu primavera,  mis versos  galopan en tu tarde  frenética,  buscan sembrar  tus colinas  y tus valles  con hojas de orquídeas de cabellos blancos, el viento  susurra tu nombre  y el eco de tus pasos  alivia mi destino.  No lamento todas las veces que en tu ausencia   disfruto de la calidez de  otras criaturas que avivan mi juventud, esa es la chispa que no me hace cautivo de tu olor  para luego   marcharme grosero y hambriento de otras tierras.

_Hay un hombre  cuya fortaleza sobrepasa los robles;  su   presencia causa temblor en mis extremidades y dolor en mi vientre, sus palabras saben a   piélago,  acarician  mi silueta y despiertan mis  más salvajes instintos; su mirada tiene la sagacidad del  leopardo,  su  generosidad y lealtad  me hacen   sentir ramera por todas las veces que  le he engañado;   cuando el espejo  desnuda nuestras sombras,  calculo la distancia  que  separan nuestras  almas,   entonces mi cuerpo  derrama secreciones que buscan tus pasos en otro destino dulce y loco y mis dedos  galopan en la brisa de otros brazos. Soy como un poema que  se esculpe en una hoja ociosa con tiempos que me persiguen,  mis entrañas  te  atisban  en  la espesa niebla mientras  te  esfumas  en inexorables  abismos,   mis labios encienden racimos de uvas para saturar tu  atroz  ausencia;  palabras invisibles huyen de tu silencio interminable y   mi  voz  se apaga como gotas de lluvia que suavizan la seca tierra. 

El hombre despertó de su sueño profundo,   miró a la mujer tratando de descubrir   la fórmula que lo sofoca ,  aquella   ecuación  que los hace tan incoherentes , pensó es melancólica y aburrida;    sin decir  una palabra siguieron  su rumbo, al atardecer se reunieron para cenar, hicieron el amor, sin preguntas, sin reproches  y  siguieron con  su exuberante  cotidianidad…  Uno de tantos días el hombre enfermó, la mujer se   sacrificó, cuidó su desgastado cuerpo, lo alimento y besó su frente,  el hombre se recostó en su pecho y se cubrió con su cabellos; al  llegar la  noche  la mujer se dirigió  en silencio   a su habitación y pensó es descuidado y lejano.

 Al notar la ausencia de la mujer, un amigo vecino,  se dirigió a la casa, allí encontró un  hombre sollozando   frente a un cuerpo  desconocido, desgastado  e inerte diciéndole  cuánto la amaba…. Días después había olvidado su nombre.

 El río  cobijó sus cenizas, con su brisa secó las lágrimas  de tierras añejas, sacudió su alma  y despertó a nuevas cosechas. En  el espacioso ambiente  fragmentos de sus átomos impregnan genes que se   buscan y se  siguen en  otras eras. Cientos de estaciones sobrevinieron …..Dos almas se encontraron en un valle,  una dijo a la otra, siento en mi corazón que os  conozco desde siempre y desde ya os amo, prometo cuidarte con mi vida.

Que presuntuoso,  mas sin embargo…. Pensó,  no es interesante pero aun así  tiene posesiones que lo hacen galante, le daré   una oportunidad  y le dijo:
 _ Te acepto porque no podre ya vivir sin ti….Y entonces las dos almas se fueron riendo y saltando cada una  con una nueva ilusión.

Tiempos sobrevinieron …..Dos almas se encontraron en un valle,  una dijo a la otra, siento en mi corazón que os  conozco desde siempre y desde ya os amo;   soy vulgar, simple y común como la hierba  y  aun así te escribo horas con violines para  alegrar tu primavera.
­­_Te acepto porque no podre ya vivir sin ti;  soy como un poema que  se esculpe en una hoja ociosa con sombras que me persiguen y  mis labios  encienden racimos de uvas que te buscan despacio.


AMPARO FORTALECHE TRIANA.
Gigante-Huila

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