UNA HOJA DE CABELLOS BLANCOS
_ Existe una mujer con ojos de diosa, amanecer en su sonrisa lirios en su cabello y piel de brisa; entrañas de su vientre me brinda, es leal y una fiel compañera; su voz es una dulce melodía, pero su amor me ahoga como un capullo de piedras preciosas y me convierte en un lago rojo y seco. Soy vulgar, simple y común como la hierba y aun así te escribo horas con violines para alegrar tu primavera, mis versos galopan en tu tarde frenética, buscan sembrar tus colinas y tus valles con hojas de orquídeas de cabellos blancos, el viento susurra tu nombre y el eco de tus pasos alivia mi destino. No lamento todas las veces que en tu ausencia disfruto de la calidez de otras criaturas que avivan mi juventud, esa es la chispa que no me hace cautivo de tu olor para luego marcharme grosero y hambriento de otras tierras.
_Hay un hombre cuya fortaleza sobrepasa los robles; su presencia causa temblor en mis extremidades y dolor en mi vientre, sus palabras saben a piélago, acarician mi silueta y despiertan mis más salvajes instintos; su mirada tiene la sagacidad del leopardo, su generosidad y lealtad me hacen sentir ramera por todas las veces que le he engañado; cuando el espejo desnuda nuestras sombras, calculo la distancia que separan nuestras almas, entonces mi cuerpo derrama secreciones que buscan tus pasos en otro destino dulce y loco y mis dedos galopan en la brisa de otros brazos. Soy como un poema que se esculpe en una hoja ociosa con tiempos que me persiguen, mis entrañas te atisban en la espesa niebla mientras te esfumas en inexorables abismos, mis labios encienden racimos de uvas para saturar tu atroz ausencia; palabras invisibles huyen de tu silencio interminable y mi voz se apaga como gotas de lluvia que suavizan la seca tierra.
El hombre despertó de su sueño profundo, miró a la mujer tratando de descubrir la fórmula que lo sofoca , aquella ecuación que los hace tan incoherentes , pensó es melancólica y aburrida; sin decir una palabra siguieron su rumbo, al atardecer se reunieron para cenar, hicieron el amor, sin preguntas, sin reproches y siguieron con su exuberante cotidianidad… Uno de tantos días el hombre enfermó, la mujer se sacrificó, cuidó su desgastado cuerpo, lo alimento y besó su frente, el hombre se recostó en su pecho y se cubrió con su cabellos; al llegar la noche la mujer se dirigió en silencio a su habitación y pensó es descuidado y lejano.
Al notar la ausencia de la mujer, un amigo vecino, se dirigió a la casa, allí encontró un hombre sollozando frente a un cuerpo desconocido, desgastado e inerte diciéndole cuánto la amaba…. Días después había olvidado su nombre.
El río cobijó sus cenizas, con su brisa secó las lágrimas de tierras añejas, sacudió su alma y despertó a nuevas cosechas. En el espacioso ambiente fragmentos de sus átomos impregnan genes que se buscan y se siguen en otras eras. Cientos de estaciones sobrevinieron …..Dos almas se encontraron en un valle, una dijo a la otra, siento en mi corazón que os conozco desde siempre y desde ya os amo, prometo cuidarte con mi vida.
Que presuntuoso, mas sin embargo…. Pensó, no es interesante pero aun así tiene posesiones que lo hacen galante, le daré una oportunidad y le dijo:
_ Te acepto porque no podre ya vivir sin ti….Y entonces las dos almas se fueron riendo y saltando cada una con una nueva ilusión.
Tiempos sobrevinieron …..Dos almas se encontraron en un valle, una dijo a la otra, siento en mi corazón que os conozco desde siempre y desde ya os amo; soy vulgar, simple y común como la hierba y aun así te escribo horas con violines para alegrar tu primavera.
_Te acepto porque no podre ya vivir sin ti; soy como un poema que se esculpe en una hoja ociosa con sombras que me persiguen y mis labios encienden racimos de uvas que te buscan despacio.
AMPARO FORTALECHE TRIANA.
Gigante-Huila
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario