viernes, 4 de noviembre de 2011

Bocas


Bocas

Esquivas su beso helado sin darte cuenta,  justo cuando te acuerdas que no has sacado la ropa de la lavadora, bajas nuevamente las escaleras antes de encontrarte con su boca que te esperaba, boca que alguna vez sentiste y que no te olvidó, sólo su boca, el resto de sus partes aún están girando en la secuencia universal, una escena congelada que se rebobina eternamente.  

Esa boca te susurra,  su quejumbroso amor imperceptible se convierte en esa ráfaga que eriza la piel y hace que sientas la cabeza fría y los ojos calientes, algunas veces te excita y otras veces te hace pensar que debes hacerte un chequeo de presión arterial.
Es la misma boca que nuevamente te espera cuando regresas de extender la  ropa, con un silbido chillón al que tu inconsciente reacciona  explicándole que también lo amas pero que estarás muchos años más en tu frecuencia, dando vueltas y tratando inútilmente de sanar la gran herida de infancia, el final del amarillo puro en tu vida.
Su boca está en la tuya, por eso sientes calma, te acuestas en el suelo, cerrando los ojos, sin saber el porqué de la imagen en tu mente de un buque de vapor que se aleja para siempre.

Helmut Jaramillo Vlaes    
  Envigado-Colombia

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