jueves, 3 de noviembre de 2011

EL DIVORCIO DE MANUELITA


EL DIVORCIO DE MANUELITA

A James Thorne

Lima, Perú 21 de septiembre de 1823
Señor James, vuestro sea el éxito en todas sus ambiciones, si la divina providencia así lo dispone; menos en una, a la que a su servidora se refiere, porque el derecho no le asiste así sus leyes digan lo contrario, que yo mujer libre, deba volver  a su regazo. En cuanto a su Obcecación  asnal de vociferar que es mi dueño, le recuerdo que el color de mi piel no es negro y que ni la tapia pisada de la cartuja pudo contener mi espíritu libre como el viento de ir tanto al sur como al norte o devolverse del oriente para girar a cualquier parte; de nada vale que incremente hacia mi sus afrentas las cuales solo a usted afectan, porque reconocido es su afabilidad, cortesía  y altruismo, por lo menos de sus aposentos hacia lo público y créame cuando le digo que por su boca prefiero ser llamada puta en la revolución, que dama de alta alcurnia en resignación, por cuanto no ahorrare esfuerzo alguno, ni un ápice de mi voluntad hasta no ver construido el imperio del hombre libre del yugo opresor e ignominioso de España y para que no gaste más en consulta de necromancia, quiero aprovechar para decirle que sí, estoy con el general Bolívar y ya que insiste en vulnerar mi dignidad, <>, quiero darle motivo de hombre para que lo haga y de paso nazca en su corazón el odio hacia mí y me deje en paz, diciéndole que el general es mejor con la cama que con la espada, así que después de conocerle, prefiero el destierro que yacer al lado de quien como usted es asiduo visitante de Sodoma.
Ya me he enterado de su visita a lima y su entrevista con mi inseparable amiga Rosita Campuzano a quien vilmente intentó ponerla en mi contra acusándome de traicionarla con José de San Martin, quiero informarle que erró en su pérfida estratagema  por que pudo más la fuerza de la amistad que sus negras intenciones y su afán de denigrarme y anular cualquier apoyo en mi favor, tal  como hizo en toda la sociedad quiteña. Muy a pesar que en los altos círculos sociales este vetada, es con los americanos mi compromiso y me vale un muladar su alta sociedad al fin y al cabo esa sociedad solo se interesa por sus propios intereses, no son más que carroñeros que se revuelcan en su inmundicia y en una muestra indeleble de su egocentrismo tal como las mulas, se comerían aun a sus hijos si esto bastare para su beneficio.
Le ruego mi señor sepultar la esperanza de germinar en mi corazón, mas por que éste resulta árido a sus semillas, pero además porque ya está compartido entre la causa libertaria <<la cual usted no consiente por su origen noble y no sufre los vejámenes que impone el yugo despiadado de quienes nos oprimen>> y Bolívar, quien comparte conmigo la pasión de la insurrección. Esa misma pasión que me privó, y no me arrepiento de ello, de una vida aristocrática y noble en la que usted siendo parte de ella me conoció, estilo de vida cuyas reglas insubstanciales me llevó a unirme en casamiento a su linaje, unión que hoy mismo declaro anulada  por mi actual maridaje con la gran Colombia y como bien es sabido no me interesa ahora, así como antes no me interesó ser su consorte, decisión que otrora tomé por honrar a mi santo padre, a quien jamás contradije mas por el amor filial que por seguir cánones de comportamiento. Y mucho menos ahora que conozco su adhesión a los godos, enemigos de mi patria, cuál fue el destino del realista Barreiro auguro será su destino si insiste en su absurda idea de marchar contra San Martín.
Me imagino su desconcierto y estupor por haberse visto descubiertos todos sus negros planes y como es de su costumbre consultar a los muertos, quiero hacerle saber que ritual de negros no le ocultan de los largos brazos de la logia y mucho menos de la extensa red de esbirros de la causa independentista, porque hasta sus aposentos ha llegado mi mano por extensión de un luvetón del generalísimo.
Y no crea que esto último es una amenaza pues más que ello es una certeza. Así que, después de leída esta misiva espero decline de sus intensiones hacia su servidora como a su ya perdida causa realista. Solo por formalismo.
De usted,    Manuela Sáenz Aizpuru

AUTOR
Autor. HENRY MANUEL CONTRERAS ROYETH

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