jueves, 3 de noviembre de 2011

De Madre a Hija


De Madre a Hija

Me voy, para no volver en un tren largo, infinito, oscuro y silencioso que solo trabaja de noche. No hay que pagar nada, en mi caso me lo compró una señora, una señora vieja llamada SIDA que conocí hace tres años; pero a la vez no puedes pagar nada para volver, esta señora nunca te dará un céntimo para que puedas volver, es así de egoísta y mala... pero lo tengas rencor hacia ella... yo también tuve que ver en algo para conocerla. No te preocupes, estaré bien y espero que tu también. Aunque  no te des cuenta te estaré observando cada día, cada minuto, cada segundo para saber cómo te encuentras. Te faltará, anhelaras mi cariño, pero te lo mandaré cada día en forma de aire para que no me eches tanto de menos. Antes de irme dormiré placidamente, recordaré cómo eres, cómo es tu pelo, tu nariz, tus orejas, tus pies, tus manos, tus ojos. Nunca olvidaré la noche de Agosto, el día de tu cumpleaños, en que nos pediste que durmiéramos contigo porque tenías miedo de un monstruito; estábamos tumbados los tres, tú en medio abrazando a papá y yo te cogía la mano. Ahora nunca más pasará, pero no apures, cada noche que me eches de menos mira al cielo y escoge una estrella, ahí dentro estaré yo cuidando de ti, vigilándote, amándote cada día y procurando que tengas los sueños más maravillosos que quieras tener y si no funciona recuerda la canción que te cantaba cada día y cada noche antes de que fueras a dormir. Nos volveremos a ver, no tengo duda, pero antes quisiera que vieras los colores que yo vi antes de coger el tren, a ser posible que los tengas tu también, como el rojo o el transparente. Hasta pronto, y recuerda, siempre estaré aquí cuidando de ti, aunque no me puedas ver, ni sentir, ni tocar, ni besarme. Yo lo haré cada noche por los dos.

Pseudónimo: Udo Kelm

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