miércoles, 2 de noviembre de 2011

AMOR IMPOSIBLE


AMOR IMPOSIBLE

Por Israel Díaz Rodríguez

Separados por una verja de hierro los ha tenido su dueña durante muchos años, son de la misma edad pero de diferente raza, el uno permanece en la sala y la otra en el patio, ella es una Dálmata pura y él un Koker de piel hermosa, de fondo blanco con grandes vetas amarillas, cabeza grande y orejas que cuelgan enmarcando su cara de ojos color canela, no es muy alto pero sí  largo con una cola como la de un caballo, color marrón que enrosca elegantemente. A ella no hay que describirla, pues todo el mundo conoce a los dálmatas, perros que a primera vista llaman mucho la atención por su belleza.

Muy pocas veces Beethoven – nombre del perro – se acercaba a la verja para saludar a Pamela – nombre de la perra – para saludarla y dejarle algún mensaje que había escuchado de su dueña para que fuera él quien se lo trasmitiera, en secreto, tres o cuatro minutos de “conversación” y cada uno a su respectivo lugar.

Cupido que anda suelto, pendiente de flechar a las parejas que permanecen solteras, cualquier día pasó por allí en donde viven estos dos solterones muy felices y con su dardo despertó en Pamela una sensación rara. Al mirarse en el espejo, notó como su cuerpo había experimentado algunos cambios, comenzando porque sus mamas habían aumentado de tamaño y los pezones ya no eran rosados sino oscuros, despedía un olor penetrante, estaba distinta.  Beethoven  movido por su fino olfato, sintió la necesidad  y el deseo imperante de buscar a Pamela.

No cabía la menor duda, el instinto los llevó a buscarse, la reja no fue suficiente para mantenerlos separados, ya juntos, libres de todo obstáculo consideraron que debían amarse, mediante un corto intercambio de caricias, llegó el instante de materializar el amor, todo estaba dado para constituirse en una pareja, formalizar un hogar, tener una familia con muchos descendientes que serían sin duda muy bellos por los matices de colores de la piel de cada uno.

Lo que no tuvieron en cuenta fue la diferencia de estatura – el amor es ciego - de manera que al primer intento Beethoven creyó que lo lograría, Pamela por su lado también creyó que no habría problema, lo intentaron muchas veces y todo fue en vano, cansados, sobre todo Beethoven, al convencerse de que nada se podría hacer, volvieron cada uno frustrados a su lugar de reposo.

Lo de ella  fue pasajero, se acabó tan pronto las hormonas volvieron a sus niveles normales, no así para Beethoven que entró en franca depresión, dejó de comer y de dormir, avergonzado se metió debajo de un sofá y de allí tuvieron que sacarlo para ser llevado al consultorio del veterinario.

20011 Barranquilla.

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