miércoles, 2 de noviembre de 2011

ABRAZOS


ABRAZOS


Hoy no hablo a tu voz melódica, linda novia. Hoy me quedo mudo, oliendo tu aroma de dama famélica; hoy me quedo suspirando por la poesía tuya. Hoy sólo me siento vivo, bajo la tarde tropical, queriendo estar siempre contigo, porque eres la primavera de mi juventud. Y hoy sólo te amo, bajo un deseo de placer, con un sentimiento tuyo, como lo presiento profundo, sin recelo, sin miedo a la distancia. Ya de repente, te caes sobre mi cuerpo flaco, amorosa mía y de un todo, me besas miedosa a la boca. Nos sentimos abrazados como queridos semejantes, mientras seguimos sentados junto a la marea aquietada de la playa soleada. Al otro suspiro, te alejas un poco de mí, toda falca. Me esquivas mi beso de besos, igual, nos sabemos a solas y risueños en alborozo. Nos ofrecemos varias miradas cercanas; tan procuradas por ambos con dulzura, amada mía, mientras este día luz, se hace más intenso. Ahora el gozo es tierno en armonía. Ahora develo el reboso de tu dulzura en tus mejillas, según como disfruto una caricia tuya tan palpitante. Y más silencio, silencio tuyo y mío, amada. Solos nos acordamos un poco de nuestro romance. Además te veo más bonita, desde cuando nos conocimos, aquella vieja mañana en la isla del edén. Por tal presente, estás más delicada y estás más madura, que hace tres años efímeros. Pero no te lo digo, no te digo nada con mi voz. Hoy sólo me expreso con las figuras intimistas. Me separo entonces de tus pechos albos, allí donde estaba recostado, junto a tus delicias celestiales, así que lento, paso a pintar tu belleza en el lienzo rosáceo, como en otras ocasiones inesperadas. Para esta instancia, te concibo más preciosa, que las sirenas misteriosas. Tú figura es esbelta como de diosa. Tú piel es blanca como las nubes y te admiro con pasión desbordada. Tu cara precisa de la mía; me hechiza y me envanece, con la debida ternura. Tus ojos de mar entre mi realidad confundida; se consumen en fantasías infantiles. Siento tus brazos tibios como de color arena. Me ansías entre más abrazos esquivos. Tu olor de lila sublime tan persistente es lo que me hipnotiza de ti. Tu gracia dada, para mi vieja ausencia; me hace amarte con mucha locura. Tus cabellos lacios, se agitan junto con la brisa menuda, van refulgiendo castañamente con perfección. El día y tú, se hacen uno solo, se prenden hechos, para este pintor solitario, que sonríe con tu albor de muchacha anhelada. Luego avivo el deseo por cuidarte largamente; hasta el sin fin del olvido. Para esta vez, me quedo entonces contigo, sin ningún adiós desvanecido, me quedo, sin mis ilusiones muertas. Y para esta vez de presuntas elevaciones, estoy con vos como estoy con vuestra felicidad; dedicándome y cuidándote en cadencioso amor; amorosa de mi mundo, linda, que te poseo otra vez entre mí, entre mis brazos al compás del débil sol, mientras acabo de abrazarte como acabo de recrearte; mi mujer surrealista.


Nombres: Rusvelt Julián

Apellidos: Nivia Castellanos

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