miércoles, 2 de noviembre de 2011

NO TE QUERÍA A TI


NO TE QUERÍA A TI

-No quería que fueras tú, Alejandra.
-Yo no te quería a ti, Pedro.
Despegamos las miradas del techo azul para posarlas en nuestros ojos. Después de tres minutos, sonreímos al tiempo y nos fuimos a comer helado a la cocina, así desnudos como estábamos.
Mientras jugaba en mi boca con los trocitos de galleta que salían entre la vainilla, recordé cómo mis minutos se encontraron con los de Pedro frente al lago de los patos. Aquella tarde estaba fresca y el parque invitaba a caminar. Yo salí de mi casa con ganas de encontrarme a Juan, quien cada miércoles caminaba hasta el lago a las tres, alimentaba a los patos y se iba por un postre de limón.
Entonces salí a las tres y llegué hasta el lago, pero los patos no tenían quien los alimentara. Luego me enteré de que el reloj de Juan dejó de funcionar y todo el día creyó que eran las diez de la mañana.
A los dos minutos llegó Pedro y alimentó a los patos. Yo no despegaba la mirada de su figura alta y delgada; pensaba que no lo quería a él, pero había ido a buscar a un hombre que alimentara a los patos un miércoles a las tres. Ahí estaba mi hombre, y ahí estaban los patos comiendo.
Él me miró, me preguntó si esperaba a alguien y fuimos caminando a la pastelería en la que Juan comía postre de limón.
Ahora estábamos en la cocina de su casa, comíamos helado, con nuestros cuerpos desnudos.
-Pero ahora sí te quiero a ti –me dijo y rompió la foto de la rubia a la que esperaba encontrar él ese miércoles en el lago.

autor:
Ruth Erika Gómez López 

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