viernes, 4 de noviembre de 2011

INDELEBLE AMOR


INDELEBLE AMOR

Cierro mis ojos y de inmediato hace  aparición su rostro  angelical y picaresco que añoro con frenesí.  El vaivén de mi mecedora es el murmullo de sus palabras de amor y el trinar de los pájaros las románticas notas musicales que me solía susurrar.

¡Oh Dios, Cuánto lo extraño! ¡Partió hace tanto! pero el lazo de amor que nos unió permanece aún indeleble y lo será por la eternidad.

Recuerdo la primera vez que lo vi: caminaba meditabundo marcando las arenas con profundas huellas que después se desvanecían con el suave abrazo de las olas del mar.  Su atuendo ligero y fresco permitía a la suave brisa un jugueteo inquieto que era ignorado en su totalidad porque su mente volaba mucho más alto de lo que pudiera imaginar.

Solo unos cuantos cabellos traviesos  y rebeldes invadían su rostro de cuando   en vez, obligando su mano varonil a intentar imponer el orden para que todo volviera a su lugar.  El sol lo acariciaba, besaba su piel trigueña con gran calidez, él lo permitía porque con ellos sus ardorosos pensamientos florecían y ya nada se podía interponer.
Yo, recostada en la arena, reposaba a la sombra de una palmera, intentando algo leer pero él llegó como aparición divina y no tuve más que hacer: detallé uno a uno sus movimientos, rasgos, expresiones por un largo tiempo insospechado, volviéndolo un infinito instante de placer.  No se percató de mi presencia y desee con vehemencia ser parte de aquel mundo  misterioso en que vagaba sin dejarse perturbar.
-¿Acaso era un amor con el cual soñaba?
- ¿Acaso otra mujer robaba su cavilar?

Pasaron los días y solo me conformada con verlo pasar.  Grabé en mi memoria y esculpí en mi corazón la figura de aquel hombre enigmático que ocupó todo mi corazón.  Era él el dueño  de mis sueños, habitante de mis pensamientos, compañero en cada amanecer.

Pasaron muchos días y sin el menor aviso, me vi acompañada una mañana por  su grave voz, leyéndome hermosas poesías  capturando toda mi atención. No me dijo su nombre, ni yo lo pregunté. Me encontraba sumergida en el más placentero abismo de ingravidez.

El tiempo lento transcurrió pero al fin otro amanecer llegó y con  él su presencia real y mágica a embelesarme con su amor. Cantándome al oído notas de pasión, llanto, dolor y alegría que manaban con ardor.
Nuestras miradas se sumergían y dialogaban sin temor. Nuestras almas, una sola, compartían sin temor. Nuestro amor sin datos personales floreció. Me entregué sin reservas, mis días giraban a su alrededor. Mi mundo se hizo suyo, mi existencia la de él.

Pero una mañana sin pensar la melancolía dominó. Tomó mis manos y la angustia  me abrazó. Me dijo que marcharía y mi corazón se destrozó.  Sus ojos llenos de lágrimas humectaron mi dolor, sus labios marcaron mi rostro con el sello del adiós y sus manos se separaron de las mías dejándome un gran dolor.

Prometió que volvería. Desde hace veinte años, anhelo verlo otra vez. Para poder reemplazar el vaivén de mi silla por sus tiernas palabras de amor, para que los pájaros descansen tranquilos porque ya tendré su inigualable voz.

Participante: MYRIAM CRISTINA GIRALDO SOTO
Manizales

No hay comentarios: