viernes, 21 de octubre de 2011

AMOR REGRESIVO.


1, 2,3 labios con sabor a miel, 4, 5,6 déjame sentir tus pies, 7, 8,9 ya no siento el frio de la nieve, 10 ¿Dime tú que es lo que ves? Y así podría seguir buscando armonía en las palabras para que entiendas cuanto te amo, la vida ha sido injusta con nosotros, cuando más te necesito,  tú más lejos ya te has ido. ¿Acaso no hay otra forma? Deja de dormir…levántate, escúchame, siénteme, ámame., hazme sentir como si fuera el único que amaras, hazme sentir que estoy aquí, que estás acá, los días sin ti se convirtieron en semanas, de semanas pasaron a meses, de meses a inviernos, de inviernos a infiernos y yo he venido a este lúgubre lugar para que sepas que la lluvia no ha logrado apagar mi amor, perdóname de una vez por todas y despierta cariño, despi….
-       Es hora de irnos hermano. Interrumpió un joven, mucho más lúcido que él.
-       ¿Acaso no ves que no me he despedido? Respondió mirándolo, sus ojos estaban tan llenos de lágrimas que al mirar hacia arriba cayeron como la más brutal catarata
-       Hace dos años que te estas despidiendo, debes dejarla ir. Agregó mientras se agachaba para intentar levantarlo.
-       Vete.
-       Vamos, no te dejaré en este lugar solo.
-       Aquí es donde pertenezco.
-       Te equivocas, aquí es donde pertenece la muerte.
-       Por eso.
El amor, oh el amargo amor convirtió a un joven lleno de vida en un cadáver andante, lleno de culpa y  sin ilusiones ni sueños, sin corazón, mucho menos amor, aquel maldito día donde la muerte cubrió los rostros con su negro disfraz, ya es tarde, demasiado tarde, pero ese joven, ese tonto joven no entendía que ya nada podía hacer.
-       He tenido muchos sueños sabes.
-       ¿Ah sí, y de que tratan?
-       De ella.
-       Bah, creo que hemos hablado muchas veces de esto.
-       Y creo que tú no me has entendido
-       Hermano, ¡suficiente!, has llevado últimamente esa lápida en tu espalda y...
-       Eso lo dices porque tú eres feliz, pero ¿Y yo? La amaba, no sé si lo sabías, pero la amaba, no quise hacerlo.
-       Si, fue un accidente, lo sé muy bien, no sé si tú sabías esto pero, amándola más, amándola menos, no volverá a tu vida.
-       ¿Y qué debo hacer entonces ah?
-       Vivir
-       Quiero vivir a su lado
-       Con vos, no se puede. Diciendo esto, se dio por terminada la conversación, apagaron las luces y durmieron cada uno en su cama, una lluvia de melancolía e ideas macabras invadió el cuarto.
¿Qué debí decirle, que debí haber hecho? No era capaz, al menos eso creía, tenía miedo y extrañaba mi mamá, él era el hermano mayor, él debió haber tenido todo en orden, quería huir, temblaba,  no era capaz de mover su cuerpo, menos de llamar a emergencia. Sudaba frio, respiraba muerte, lloré nostalgia. ¿Eso era lo que tú querías, llevártelo, estás feliz ahora?, lágrimas de odio y desaliento es lo que caen sobre tu tumba hoy.
10 ¿Tenía que ser él?, 9, 8,7 el tiempo no retrocede, 6, 5,4 por amor mató, por amor murió, 3, 2,1 todo va a salir bien, lo último que dijo fue.
Conteos y muertes, corazones y espinas, veneno y vida. El amor rejuvenece, el amor libera, el amor explora, el amor construye, el amor crece, el amor crea, e irónicamente el amor mata. Ya no te vas a preocupar por venir a revisar si su tumba tiene flores hermano, ya no, nunca más. 

Nathalie Legro Hernández

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