jueves, 20 de octubre de 2011

AMOR INMORTAL


¨ ¿Pudiera acaso devolverse el tiempo? Porque sería tan injusto el destino preguntaba un humano a su Dios, ¿por qué no me llevas a mi?, qué sentido tiene quedarme aquí, si mi vida se acabo…¨
El verano apenas comienza, los niños más felices que nunca, y como no estarlo, si comienzan las vacaciones. Todo parece perfecto para los enamorados, Jorge  y María no eran la excepción, ellos eran uno solo.
Habían planeado su visita al lago semanas atrás, era el plan perfecto, solo necesitaban un auto, un pequeño problema que Jorge soluciono pues su padre había salido y el auto estaba en casa, no vio ningún problema a tomarlo prestado, lo encendió y se fueron. Ahora solo el camino los separaba de su destino.
Pasaron minutos valiosos y se alejaban más de la casa, María solo veía al frente tocando suavemente su vientre, solo miraba caer el día, estaba  más pensativa que nunca y generaba en Jorge gran incertidumbre. ¿Qué te pasa amor? Pregunto él, -nada, solo es algo que comí y me cayó mal.
Ya en casa, el padre de Jorge se lamentaba, gritaba enloquecido hacia el cielo pedía clemencia a el redentor, llamaba con desespero a Jorge y a María, pero ninguno llevaba consigo su teléfono. ¿Que podría pasar en aquel momento? ¿Qué  cosa podría generar tal reacción? Lo mismo se preguntaba su esposa, su corazón de madre presentía algo muy malo, se acerco a él y lo abrazo. Solo cinco palabras le dijo en el oído, cinco, antes de desplomarse sobre el pavimento.
 Eran las cinco palabras que Jorge necesitaba saber en ese momento, saber que EL CARRO NO TENIA FRENOS; su padre había estado reparándolo y derramo el liquido de frenos por accidente; dejó el auto en casa para ir a un almacén a comprar uno nuevo.
Jorge no lo supo, simplemente aceleraba más, y, más. Ya en la última curva perdió el control del auto, no tuvo tiempo de reaccionar, los frenos no funcionaron, el auto se volcó, se salió de la vía y cayó a un abismo.
Jorge increíblemente salió ileso, se levanto y corrió hasta el auto buscando a María, ella estaba muy mal herida, no podía levantarse y mucho menos caminar, con mucha delicadeza la sacó del carro, la llevo a un lugar seguro y la recostó sobre sus piernas.
Nada mas podía decir Jorge aparte de culparse por todo el daño causado.- No te reproches más amor mío, todo fue un accidente, dijo María con voz temblorosa, y añadió:
-tú me preguntaste en el camino que me pasaba, pues si me pasa algo, estoy embarazada y solo quería que llegáramos al lago para contártelo, quería que fuera una noche especial. Mírame a los ojos y dime que me perdonas y que me amas, dímelo, ese será mi último recuerdo.
Jorge solo hizo lo que le pedía y después de un beso en sus brazos murió. No podía soltarla seguía aferrado a la idea de que estuviera viva y que podrían ser felices, pero eso no sucedió.
¿Por qué Dios mío tiene que morir ella y  no yo?, Gritaba Jorge arrodillado mirando hacia el cielo. Respóndeme señor, no me des la espalda ahora que más te necesito.
Devuelve por favor el tiempo para que pueda salvarlos. Ayúdame, es el amor de mi vida y mi hijo, una criatura inocente, tu eres el todopoderoso.
-Eso no se puede hacer hijo mío, respondió Dios.
Arráncame entonces el corazón del pecho y dáselo a ella, si no lo haces tú, yo lo hare. ¿Qué sentido tiene ya mi vida si no estoy a su lado? Anda hazlo ya no me pertenece, no lo quiero. Ahora les pertenece a ellos.
-si eres capaz de dar tu vida por amor, te lo concederé, dijo Dios, -demostraste gran valentía y todo lo que por amor se hace, en el cielo tiene una recompensa. Pero así es el destino. Anda despídete ella, ahora vendrás conmigo.
-María, nuca estaré lejos, ahora mi corazón es tuyo, cuida de nuestro hijo y se feliz. Dime que me perdonas y que me amas entonces partiré en paz. María llorando le dio un beso, y así, en sus brazos murió Jorge.

 
AUTOR: MIGUEL ANGEL MARTINEZ SOLARTE

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