Él la mira y con hipocresía la acaricia. Ella en sus ojos lleva un brillo de amor.
En voz baja le pregunta: ¿Me amas? Él sin pensarlo lo asegura, la abraza y sin dolor arranca muy despacio el cabello de su dama. Ella, calla y llora. Él la mira con ternura y le confirma: Te amo. Seguido, la acuesta en su cama y sin temor corta sus brazos, siempre con un gesto de cariño en su rostro. Ella sangra y con voz entre cortada repite: ¿Me amas? Él, con cara de satisfacción la besa.
Con sus lágrimas recorriendo su semblante detalla la habitación, allí encuentra una salida, es una luz que la arrastra. Él percibe el pensamiento de su mujer y grita: ¡No te vallas! Aún te amo.
Ella baja su cabeza y se queda. Con voz quebrantada le dice: Estoy tan enamorada como el primer día.
Él suelta una sonrisa que refleja tanto placer, se dirige a su mesa y busca… Finalmente, atraviesa un puñal en el cuerpo de su dama, justo donde está su corazón. La contempla y con suavidad le pasa las manos por el rostro. Le susurra con ternura… “Enserio eres lo más importante en mi vida, siempre serás tú la única reina de este hombre desenfrenado”
Ahí la deja. Alista y sigue su camino.
Alison Eliane Calderón Olaya
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