SE PUEDE PASAR ESTUDIANDO POCO
Andrés Hurtado García. Columnista de EL TIEMPO.
El problema de la ley no son los buenos alumnos, sino precisamente los que andan en dificultades.
El espíritu del decreto de Mineducación que ordena que solo podían 'perder el año' pocos alumnos no era malo. Pero no funcionó, ni funciona. Por ello escribí en su momento sobre "la sinvergüencería del Ministerio".
Los antiguos decían muy sabiamente: lo mejor es enemigo de lo bueno. Los grados de significación del adjetivo "bueno" son: bueno, mejor, óptimo (o sea, buenísimo). Muchas veces, como en el caso presente, es mejor quedarse con lo simplemente 'bueno' que elegir 'lo mejor', porque lo mejor ahí no funciona. Lo mejor es que nadie 'pierda el año'. Pero eso no es 'lo mejor', lo mejor es lo simplemente bueno, que los vagos pierdan el año.
Hoy todos se quejan de la mala calidad de la educación: padres, maestros, sociedad, universidades, el mismo Gobierno. Para el nuevo Plan Decenal de Educación la gente se ha expresado con mucha fuerza contra tal decreto.
No era malo, repito. Pero... un maestro no puede atender como se lo merecen, a 300 alumnos, como tantas veces le corresponden. Un profesor de español enseña a varios cursos del nivel octavo, o del noveno, cuando no más. ¿Cómo puede seguirlos a todos, uno por uno, en sus adelantos, progresos, falencias? ¿Cómo puede saber en qué punto del aprendizaje tiene cada uno dificultades? Imposible.
Por lo demás, así los teóricos que hacen las leyes digan lo contrario, hay casos en los que es imposible lograr resultados académicos de alumnos que definitivamente no quieren estudiar. Hay casos de padres que se empeñan en que su hijo o sus hijos estudien en determinado colegio que estiman muy bueno, pero sus hijos no quieren, no y no y no, estudiar en ese colegio. Hay casos, y muchos, de alumnos que no quieren estudiar o no pueden por graves, gravísimos problemas familiares. Hay casos de alumnos que están inmersos en la droga y no quieren estudiar por más que el buen maestro se idee estrategias para lograr buenos resultados. Y el problema de la ley no son los buenos alumnos sino precisamente los que andan en dificultades, lo que no quiere decir que no se esté atento a los buenos alumnos para que sus progresos sean cada vez mayores.
El argumento de que repetir año afecta la autoestima no es del todo válido. En la sociedad son miles y miles los casos de personas adultas que reconocen que repitieron el año porque fueron vagos, porque lo merecieron y reconocen que ello les sirvió.
Los dos aspectos que la prensa ha resaltado de lo que sugieren los colombianos respecto al nuevo Plan Decenal de Educación son: la enseñanza de los valores y el asunto de la vagancia por la idea de que se puede ¿ganar el año¿ estudiando poco. ¡Cuidado! El asunto de los valores atañe primero a la familia y luego al colegio. Vi a un niño que le pedía al papá que le comprara un chicle en una tienda. El papá le contestó que el chicle era dañino. Y acto seguido el señor pidió al vendedor de la tienda un cigarrillo. El asunto de la vagancia atañe por igual a familia y a escuela. (Y al alumno).
Ahora surge la pregunta: ¿aumentando el porcentaje de 'pérdida del año' mejora la educación?
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