Cultura 7 Ene 2011 - 9:00 pm
23° Festival Folclórico de la Algarroba
'Happening' costeño
Por: Alonso Sánchez Baute, Galeras (Sucre) / Especial para El Espectador
Daisy Velásquez no había nacido cuando los ríos Gualí y Lagunilla se llevaron con su avalancha a los 20.000 habitantes de Armero. En noviembre pasado vio por primera vez en los noticieros el cuerpo de Omaira atrapado entre el lodazal y los escombros, descollando apenas su carita angelical de cabellos acaracolados y esos profundos ojos negros que se despidieron de este mundo con valentía y serenidad.
La imagen se le incrustó en la memoria hasta esta semana cuando, buscando una idea para crear un cuadro vivo que mostrara el problema invernal que actualmente padece el país, el tema de Armero cobró importancia. “No quería lo de siempre: eso del agua anegando las viviendas y la gente durmiendo en canoas pegada a los chismes de su cocina”, afirma la niña.
Daisy no confió en poder dirigir ella sola la puesta en escena que hace 25 años se volvió icono de esta tragedia, de modo que habló con su hermana mayor y entre ambas se dieron a la tarea de buscar la utilería requerida para escenificar este cuadro que impacta por su realismo y crudeza, sobre el cual los espectadores no sólo juzgan la técnica, sino que debaten sobre la representación en sí, el mensaje y su belleza.
El pueblo se llama Galeras, queda en Sucre, a una hora por tierra desde Sincelejo, vive de la ganadería y la agricultura de pancoger y cuenta en su área urbana con 12.000 habitantes acostumbrados a recrear como cuadros vivos escenas, frases o palabras que los impactan. Manera que aprendieron de los curas quienes, en sus afanes evangelizadores, hacían replicas humanas de las estampas de los santos.
Ciento cincuenta años llevan los galeranos recreando entre sus calles lo que el arte puso en boga desde 1950 bajo el nombre de hapenning: una manifestación multidisciplinaria que consiste frecuentemente en una obra de arte que no se focaliza en objetos sino “en el evento a organizar y en la participación de los espectadores, para que dejen de ser sujetos pasivos y, por su actividad, alcancen una liberación a través de la expresión emotiva y la representación colectiva”, según informa Wikipedia.
A principios de siglo, Ciro Iriarte, uno de los organizadores del evento, llevó desde Medellín el concepto de performance aplicado a uno de sus cuadros y desde entonces la polémica no cesa. “Desde que un cuadro de Ciro impactó por el uso de elementos performativos, los jóvenes han seguido ganando al introducir conocimientos del arte moderno”, afirma Jorge Romero, quien ha participado con dos cuadros basados en la técnica de las sombras chinescas.
Cada cuadro cuenta con un espacio máximo de dos metros cuadrados durante las dos horas que dura la escenificación. Un promedio de 15 cuadros por calle, y una calle diferente para cada día, es lo dispuesta por la junta directiva para embellecerse y servir como escenario durante el Festival Folclórico de la Algarroba, que se desarrolla todos los años a partir del 6 de enero.
La mejor calle gana un millón doscientos mil pesos y a cada uno de los cuadros se le entregan 50.000 pesos. Entre tanto, quienes llegan a los primeros lugares se alzan con premios que llegan hasta los 700.000 pesos. Los últimos tres años ha habido un ganador consecutivo, Gabriel Díaz, un diseñador gráfico que a sus 20 años opina que la clave está en la innovación. “Hay que salirse de lo corriente pero, sobre todo, ser muy exigente tanto con uno mismo como con los actores que te acompañan en el cuadro”.
Entre el maremágnum humano que deambula por los casi dos kilómetros de trayecto se escuchan frente a los cuadros diálogos espontáneos como el que sigue:
— No entiendo cuál es el mensaje, pero no hay duda de que eso quiere decir algo.
— Hmmm… Con tal de que no me pase lo del año pasado, que un cuadro se me metió en la cabeza y hasta casi un mes después fue que lo vine a entender.
Que lo que haya entendido este espectador haya sido exactamente lo que su autor quiso decir, no importa. El arte está ahí para que cada quien lo interprete a su manera. Lo importante es que genere una emoción, una reflexión, una discusión. “Del 5 al 9 de enero las costumbres del pueblo cambian, porque todo gira alrededor del arte, no sólo de los cuadros que se presentan, sino también del teatro y la pintura”, afirma su alcalde, Reinaldo Ramírez Mejía.
Según Ramírez, año tras año el pueblo ha ganado en turismo, “Hay mucha gente que viene de pueblos vecinos, se devuelve a sus casas a pernoctar y regresa de nuevo a las seis de la tarde del día siguiente, hora en que una nueva calle expone sus cuadros al público”. Norma Uparela, una turista sincelejana, afirma: “Lo más bello es el entusiasmo con el que todo el pueblo se mete a hacer arte. Además, me gusta que la música que se escucha son gaitas y porros propios de la región”. Efectivamente, además de los cuadros, el festival organiza cumbiambas callejeras y espectáculos con artistas de la región, convirtiendo esta fiesta en un verdadero carnaval de las artes.
“Nunca he visto una exposición de arte que cuente con tantos espectadores: son más de cinco mil personas que todas las noches debaten sobre estos cuadros”, afirma la antropóloga Gloria Triana, homenajeada este año por los organizadores del festival pues, por su trabajo de rescate del arte popular, “se ha convertido en la mejor embajadora de Galeras”, según palabras de Samuel Jaraba, socio fundador de la corporación que organiza el festival.
Pero no sólo durante la fecha de Reyes el arte se toma este pueblo. “Durante la semana cultural en octubre, los colegios hacen lo mismo como una forma pedagógica de despertar conciencia entre sus estudiantes”, cuenta Samuel Jaraba. Quizás por esto cada vez hay más galeranos con intenciones de asumir el arte como profesión. “Actualmente el pueblo tiene cinco o seis pintores, muchos bailarines y músicos, y el escultor que hizo la obra que hay adorna la plaza principal”, informa Hugo Lastra, quien se licenció en Artes Plásticas de la Universidad de Sucre y ahora hace parte del grupo de jóvenes que asesora el festival.
¿Es elitista el arte? Galeras, con sus cuadros efímeros, confirma lo contrario.