Por: Marco Antonio Valencia Calle
Viene el presidente Santos y nos dice con franqueza que nos pongamos pilas porque como departamento somos de los más pobres del país y se prenden las alarmas de la estadísticas para confirmar que sí, que somos una región de pobrecitos. Vienen de la China al VIII Festival de Gastronomía y nos dicen que es impresionante el potencial regional que tenemos, que ellos con menos y dos migajas de ingenio salieron de pobres y ahora son potencia mundial. Mejor dicho, que estamos sentados en los laureles de la historia, y estamos viendo pasar los días gloriosos del ayer desde la ventana, como quien ve pasar a una tía pobre y arruinada sin saludarla siquiera.
Una vez fundada Popayán, esta villa se convirtió en hogar predilecto de españoles que convirtieron a la ciudad en la bodega del oro que extraían de las minas cercanas gracias a los negros esclavos y los indios -que en algo ayudaban-, pero no todo el oro lo mandaban a España, sino que mañosamente hicieron sus propias fortunas. Por eso, sin pedirle al rey nada, se dieron a la industria de crear con sus propios recursos conventos, templos, puentes, seminarios, casonas, parques; es decir todo lo que hoy es digno de fotografía y provecho turístico.
Incluso crearon tradiciones como la Semana santa, las procesiones a Belén, los carnavales de negros y blancos, los paseos al río con olla y hasta llenaron las iglesias de pinturas y esculturas artísticas costosas –que deleitan a los turistas. Eso sí, también trajeron buenos libros y profesores para educar a sus hijos. “Estudien si quieren ser alguien en el futuro”, les decían; y a fe que lo fueron. Después de 1810, este grupo de jóvenes fue protagonista grandes logros respondió y varios de ellos hasta la presidencia ocuparon.
Un día se dieron el lujo de traer incluso el tren para sacar productos agrícolas, pero la región no estaba preparada para exportar nada y entonces el tren dejó de venir. Lo peor ocurrió cuando pasamos de ser un departamento de más de 666 mil Km/2, a ser hoy un departamento de 34 mil kilómetros/2 con 42 municipios gobernados por caciques que no tienen ni la más mínima idea de cómo poner a funcionar las máquinas del progreso, y la única empresa que crece es la burocracia.
¿Por qué no progresa el Cauca?, ¿por qué nos rezagamos tanto?, ¿por qué pasamos de región rica a ser los más pobres del continente? La respuesta es sencilla: educación. Los Torres, Caldas, Mosqueras, en fin; los próceres históricos fueron lo que fueron, porque recibieron una educación esmerada y exigente en el Seminario y la Universidad del Cauca. Pero cuando las universidades locales se volvieron negocio con programas flojongos y profesores difusos; y en la calle cuarta con quinta empezaron a regalar títulos para sub-empleados… esto se jodió.
Para salir de la pobreza señores, hay que formar una nueva élite intelectual para el siglo XXI con escuelas, colegios y universidades serias, responsables. Si no, que pena Tía, pero vamos a seguir en las mismas, viéndote pasar en ruinas desde la ventana.
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